Los síntomas de un suelo pélvico debilitado son: incontinencia urinaria, fecal o gases, sensación de urgencia por ir al baño, disminución de la sensación durante relaciones sexuales, hinchazón en la zona abdominal, molestias en la zona lumbar, sensación de pesadez, descenso de órganos pélvicos, infecciones frecuentes en el tracto urinario.